«Downton Abbey: Una nueva era»: la familia Crawley viaja al Sur de Francia
El viernes 29 de abril de 2022 se estrena exclusivamente en cines en España la película Downton Abbey: Una nueva era. La secuela de la exitosa cinta de 2019 en la que la familia Crawley daba el salto a la gran pantalla está dirigida por Simon Curtis y escrita por Julian Fellowes, creador de la serie original.
Downton Abbey: Una nueva era llega a los cines
Para esta nueva entrega se suman al reparto Hugh Dancy, Laura Haddock, Nathalie Baye y Dominic West. En Downton Abbey: Una nueva era parte de la familia viajará al Sur de Francia para conocer la villa que acaba de heredar la condesa viuda. Mientras, en el castillo tendrá lugar el rodaje de una película.
Sinopsis
De la mano del galardonado creador Julian Fellowes, llega todo un acontecimiento cinematográfico: Downton Abbey: Una nueva era. El esperadísimo regreso a la gran pantalla del fenómeno mundial que reúne a su emblemático reparto para embarcarlo en un exclusivo viaje al sur de Francia, donde se desvelará el misterio de la villa recién heredada por la condesa viuda.
La génesis de Downton Abbey: Una nueva era
Cuando Gareth Neame, (director general de Carnival Films y productor de Downton Abbey) comenzó a hablar con Julian Fellowes sobre desarrollar una nueva serie dramática para televisión, lo que tenía en mente era una adaptación de la aclamada novela de Julian Esnobs. Las conversaciones pasaron rápidamente a un tema que Gareth llevaba un tiempo mascando y, por suerte, Julian también había estado dándole vueltas a algo en la misma línea.
«Fue trabajando en una adaptación de la novela Esnobs de Julian cuando se me ocurrió que podríamos crear una serie ambientada en una casa de campo eduardiana», nos cuenta Neame. «En primer lugar, porque se trata de un enclave con un carácter inglés único y no había existido una serie así en muchos años y, en segundo lugar, Julian y yo pensamos que sería maravilloso revisitar ese territorio».
«No se me ocurría nadie mejor que el propio Julian como guionista y, obviamente, Gosford Park había recibido una gran acogida. La película, además, había tenido un enorme impacto a la hora de definir el género de vida en la campiña inglesa», nos explica.
«Pensé que si pudiéramos coger ese periodo histórico y meterlo en una serie en horarios de máxima audiencia, el resultado podría ser algo muy especial», continúa.
Para Gareth, existen pocos proyectos televisivos genuinamente americanos, y solo unos cuantos genuinamente británicos, uno de los cuales es, sin duda, Downton Abbey.
«Cuando leí el enfoque inicial de Julian, pensé que dominaba con absoluta seguridad aquel mundo y periodo histórico: la familia, la servidumbre y toda la ambientación dejaban claro que llevaba tiempo queriendo hacer algo así».
Para Julian, Gosford Park llegó al corazón del público en todo el mundo, y se trataba de un periodo de la historia al que estaba encantado de volver.
«Nunca antes había escrito una serie de televisión, y me pareció que el formato brindaba una tremenda libertad a la hora de desarrollar los personajes. Siempre me ha interesado el modo en el que vivían en esas casas llenas de servidumbre, mucho antes de escribir Gosford Park. Me intriga que un grupo así de gente viva manteniendo esa estrecha proximidad con expectativas de la vida tan diferentes».
En estas casas de campo, Julian habla de familias que viven en «un curioso universo junto a sirvientes que, en conjunto, llevan una vida muy distinta, pero siguiendo una jerarquía fuertemente arraigada como los señores de la casa, de modo que, dentro de ese mundo, el mayordomo es el rey y la ama de llaves es la reina, todos ellos con sus propios sueños y esperanzas».
«Siempre me ha intrigado cómo lo sobrellevarían. ¿Conservarían algún retazo de sentido de la identidad? Espero que en Downton hayamos sabido crear un set equilibrado, porque tanto Gareth como yo queríamos que resultase reconocible, que el público pudiera sentirse identificado».
El periodo eduardiano no se suele retratar en series dramáticas de televisión, porque los dramaturgos y los guionistas prefieren representar el periodo de regencia de Jane Austen.
«Es una época en la que nuestros padres, más posiblemente nuestros abuelos, pueden haber vivido, así que no resulta completamente ajena», explica Gareth. «La era moderna comenzó a finales del siglo XIX, esto es algo que Julian y yo hemos hablado mucho. A finales de dicho siglo, llegó la electricidad y, gradualmente, los coches con motor, el teléfono, y la gente comenzó a desplazarse en el metro de Londres o el autobús para ir a trabajar todos los días, y entonces surgieron las hipotecas y las pensiones, y todos esos elementos con los que el público actual se puede identificar porque sabe reconocerlos».
«Mi padre nació en 1912», añade Julian, «así que 1912, que es el año en el que arranca la serie, es un periodo del que mucha gente viva en la actualidad ha escuchado cosas a los miembros de su familia más inmediatos; aún es historia relativamente reciente». Fue crucial para el look y las sensaciones que la serie transmite que Gareth supiera aportar modernidad al diseño sin dejar de respetar el momento histórico en el que está ambientada.
«Queríamos que la serie destilara un aura contemporánea sin perder los gloriosos elementos que hacían de esa era algo único. Creo que ayuda que se trate de un guion original que permite al público disfrutar de todas las florituras asociadas a las producciones de época».
Julian también tenía ganas de mostrar cómo era vivir y trabajar al servicio de otra familia durante esa época, en especial para las mujeres, y sobre todo para las jóvenes, para las que el servicio era la única opción.
«Cuando el sistema económico cambió, la gente, y en especial las mujeres, comenzaron a tener a su disposición trabajos que les permitían tener tiempo libre, en vez de estar trabajando de sol a sol. Era una opción claramente mejor. Recordemos que, en esos años, vimos el alzamiento por los derechos de las mujeres, la organización del trabajo, la evolución del estatus de los trabajadores y un enorme aumento de la productividad en la región central de Inglaterra. En definitiva, el mundo moderno se abría camino y, de hecho, la Primera Guerra Mundial fue el evento que liberó toda aquella energía», explica Julian.
La ambición de Downton Abbey se plasmó, no solo en el guion, sino también en el diseño, la localización, los valores de producción y, en último término, en el casting. Para Gareth, lo emocionante de ser productor es ver cómo todos los elementos van cobrando forma.
«Disfruto mucho de todo el proceso de rodaje, del comienzo al fin», dice. «Es un proceso que comporta muchos tipos de talentos y habilidades diferentes, y ver cómo todos ellos van encajando entre sí es enormemente gratificante; me refiero al proyecto en conjunto, que incluye trabajar codo con codo en el desarrollo y, en ese punto, todo se centra mucho en el guion; en determinado momento, la clave es el casting, las localizaciones, el vestuario, el maquillaje y peluquería, luego pasa a ser el montaje y, de pronto, lo más importante que tienes entre manos es la música y, finalmente, la publicidad. Disfruto verdaderamente de todos y cada uno de los aspectos de la producción», nos explica.
«En último término, para mí, como productor, se trata de ver cómo el resultado final cobra forma. Creas algo valioso con una finalidad y capaz de entretener al público».
Antes de que cualquiera de estos elementos pueda materializarse, conseguir incorporar al productor adecuado es vital para el éxito de cualquier producción.
«Le pedí a Liz (Trubridge) que fuera la productora de la serie, no solo por su historial, sino principalmente porque, por su relación con Julian, sabía que trabajaría muy bien con nosotros. Ella ha sido una bendición y ha llevado todo a la perfección. Nigel Marchant es un productor excelente, con quien he disfrutado trabajando anteriormente. Contar con tan buen equipo in situ hace que todo sea mil veces más fácil».
Fuente: Cinemagavia.