«La consagración de la primavera»: el arte de descubrirse

El tercer largometraje de Fernando Franco llega a nuestras salas este viernes 30 de septiembre.

Trabajo sexual y diversidad funcional

Hace unos días se encendía el debate en Twitter. La mecha: un reportaje de televisión en el que se mostraba a las trabajadoras sexuales que asisten a las personas que no pueden satisfacer por sí mismos sus deseos. Una usuaria era tajante: “el sexo no es un derecho”. La condición de nadie justifica que haya mujeres que se dediquen al degradante trabajo sexual. En medio de todo este debate vivo, casi irresoluble, aparece La consagración de la primavera.

No es la primera vez que el cine trata este escabroso asunto. De ejemplo tenemos la película de Jo Sol Vivir y otras ficciones, en la que una de sus figuras centrales es un activista con diversidad funcional que disfruta de estos servicios. Parejo a éste film es también el documental Yes, We Fuck! que se introduce de lleno en la vida sexual activa de las personas con diversidad funcional. 

De telón de fondo siempre está el debate sobre la prostitución, entre la regularización y la prohibición, mas con el punto distintivo de las personas que requieren esos servicios. ¿Es lo mismo el trabajo sexual consumido por un putero que por alguien que no puede tener una vida plena? ¿Son necesarios estos servicios? ¿Donde termina el trabajo sexual y comienza la trata, el abuso o el maltrato? ¿Se puede mantener un servicio de este tipo, regulado, sin reproducir las dinámicas machistas que por siglos han ido adosadas a él? La consagración de la primavera es, a colación de estas preguntas, una película incisiva que aparece en un momento relevante.

“En la primavera se renace”

No hay mucha relación entre el ballet compuesto por Ígor Stravinsky en 1913 que da nombre a la cinta de Fernando Franco y la historia que ésta cuenta. En todo caso, el sentido de su título compartido (La consagración de la primavera) coincide de manera etérea y casi espiritual. Su razón es la idea del cambio, del florecimiento de algo totalmente nuevo. La búsqueda de un nombre para su obra pilló al realizador sevillano escuchando música clásica. Por intuición fue que relacionó la adolescencia de los ballets rusos, su temática de cambio, de pasar a lo sagrado desde lo mundano, con el desarrollo sexual de su protagonista (interpretada por Valeria Sorolla), la cual comienza una nueva relación con su cuerpo y su placer tras conocer a David (Telmo Irureta), un chico con parálisis cerebral al que le gusta mucho el sexo.

“En la primavera se renace”, dice el director en una sentencia muy reveladora si tenemos en cuenta que su anterior película se titulaba Morir. Y es que el título de su último largometraje es como el contrapunto luminoso a ésta, y aún incluso a su primera película (La herida) ambas de temáticas mucho más oscuras y con títulos mucho más dolorosos. La consagración de la primavera promete estar llena de vida y tener un deje más optimista. 

Lo incómodo

Fernando Franco siempre ha sido un director de lo incómodo que no ha tenido miedo a rodar tabúes en primer plano. Ya sean la depresión o la muerte, la forma en que se imbuye en la vida de sus personajes lo ha convertido en un narrador honesto, que no hace concesiones a clichés o idealismos y que trata de acercarse a la realidad sin ambages. El que fuese montador de grandes películas españolas como Que Dios nos perdone o Blancanieves, fue premiado a Mejor dirección novel por su primer largometraje, La herida. Su cine demuestra que otras miradas, no maniqueas ni tampoco seductoras, tienen cabida en nuestra industria. Es este estilo suyo, crudo y árido (que no cruel) el que le convierte en el realizador perfecto para afrontar un proyecto tan complejo, incómodo y moralmente ambiguo como La consagración de la primavera.

Estreno en San Sebastián

El Festival de San Sebastián ha sido el acontecimiento elegido para estrenar la película de Franco, que se ha sometido al juicio de los críticos allí desplazados con buenos resultados. Ampliamente aclamada, la cinta (que cuenta con la presencia de Emma Suárez) ha convencido por su lucidez a la hora de abordar un tema tan complejo como es el del trabajo sexual en relación a las personas con diversidad funcional. Además ha sorprendido por su sentido del humor, abundante a la par que doloroso y esquinado.


Este viernes 30 de septiembre se estrena La consagración de la primavera, una de las películas más realistas, conflictivas (al tiempo que dulce e inspiradora) de la temporada.

 

Pablo S. Lucientes