«Las nuevas aventuras de Gulliver»: un estreno solidario
El clásico de Jonathan Swift regresa a la gran pantalla este viernes 22 de julio.
Una nueva adaptación
Desde que en 1726 Jonathan Swift publicase su novela satírica Los viajes de Gulliver múltiples secuelas han seguido a las desventuras del viajero Lemuel Gulliver. Su parodia de las novelas de aventuras caló tanto en el público infantil como en el sector de los lectores maduros. En el cine, como en la literatura, también se han rodado múltiples versiones del personaje.
Con alusiones y referencias en obras de Dostoyevski, Phillip K. Dick o Ray Bradbury, el relato distópico de Swift se ha convertido con el paso de los siglos en un clásico de la literatura universal, lo que le ha llevado a tener múltiples adaptaciones cinematográficas. No solo sirvió de inspiración a Hayao Miyazaki para su anime El castillo en el cielo (las ciudades flotantes tanto de la novela de Swift como de la película del director japonés se llaman igual: Laputa) sino que la historia de Gulliver ha sido llevada a la gran pantalla por múltiples y diversos autores.
Desde la versión animada de los hermanos Fleischer (segundo largo de animación de la historia tras Blancanieves y los siete enanitos) hasta la adaptación protagonizada por Jack Black en 2010, las aventuras de Gulliver han sido contadas de muy diferentes maneras por muy diferentes autores. Tanto a través de la animación, como con stop motion o con actores reales, el espíritu de Swift ha continuado con vida a través del cine, y su carácter universal se ha puesto de relieve en la forma en que sus adaptaciones han traspasado fronteras (de la novela irlandesa hay versiones cinematográficas en países tan dispares como Rusia, Hungría, EEUU, Checoslovaquia o Australia).
Una secuela ucraniana
Las nuevas aventuras de Gulliver es una producción ucraniana dirigida por Ilya Maksimov. El director, de origen ruso, se imbuye en este proyecto con la intención de construir una secuela a la novela de Swift. Con ello busca expandir el universo e incluso dar la vuelta a la tortilla al concepto original. El argumento, completamente original, retuerce las icónicas situaciones de los primeros viajes de Gulliver para crear nuevos escenarios.
La historia lleva a Gulliver de nuevo a Lilliput, el lugar en el que ya había estado en uno de sus viajes. Allí, en vez de ser recibido como un héroe o un viejo amigo, se le arresta como un impostor. Y es que si en su primer viaje él era considerablemente más grande que los habitantes de la isla, que eran diminutos, esta vez regresa a ella con la misma estatura que ellos. La explicación, no sabemos si explícita o no en la película, puede tal vez estar relacionada con otra de las excentricidades de la cinta: por decreto real, los 365 días del año están condensados en cada día, por lo que, cada 24 horas que Gulliver ha vivido desde su última visita, en Lilliput ha pasado un año.
‘La crítica dice’
Las virguerías temporales de las que hablamos junto a la inexplicable eliminación del concepto de la altura que tan importante es en el relato original son algunas de las arbitrariedades por la que los críticos han atacado la película. Para la comunidad crítica hay un cierto sinsentido en estas decisiones narrativas y de puesta en escena, lo que termina por llevar el concepto de la película hasta el absurdo. No obstante, es cierto que el cine de animación suele ser uno de los más castigados por el comité de expertos que domina la prensa cinematográfica. Es cuestión del espectador hacer caso o no al mal recibimiento que de una película se tiene, sobre todo cuando hablamos de un producto cuya única pretensión es la de mantener a los más pequeños entretenidos durante un rato mientras los padres pueden descansar un poco del torbellino hormonal de energía inagotable que tienen en casa.
Las nuevas aventuras de Gulliver llega a nuestras salas este viernes 22 de julio y es, además de un entretenimiento familiar sencillo, un estreno solidario con Ucrania, país que continúa de disputas bélicas con su vecino ruso.