«Madeleine Collins»: dos vidas en una
Madeleine Collins es un thriller dramático dirigido y escrito por Antoine Barraud (Rouge). Una historia de suspense sobre una mujer de mediana edad enfrascada en una doble vida, con dos relaciones paralelas en dos países distintos. Teniendo por un lado, marido y dos hijos en Francia y otra relación y una niña pequeña en la vecina Suiza.
La película, de producción enteramente francesa, está protagonizada por Virginie Efira (Benedetta), Quim Gutiérrez (Ventajas de viajar en tren) y Jacqueline Bisset (Ricas y famosas). Madeleine Collins llega a los cines españoles el 14 de enero de 2022.
Sinopsis
Judith lleva una doble vida entre Suiza y Francia. Por un lado, Abdel, con quien tiene una hija, por el otro, Melvil, con quien tiene dos hijos mayores. Poco a poco, este frágil equilibrio hecho de mentiras, secretos e idas y venidas se va rompiendo. Atrapada en su propia trampa, Judith decide escapar y la situación se le va de las manos. (Alfa Pictures)
Roles femeninos antes territorio exclusivo de los hombres
Judith (Virginie Efira) es la absoluta protagonista de Madeleine Collins. Una mujer de mediana edad y vida acomodada que mantiene una vida escindida. En Francia está casada con Melvil (Bruno Salomone), con el que tiene dos hijos, y en Suiza mantiene una relación con Abdel (Quim Gutiérrez) y su hija pequeña. Una vida cimentada a base de mentiras que puede mantener gracias a su trabajo como traductora. Posición de prestigio que le sirve de excusa para hacer múltiples viajes. Siempre sin que su marido, también adicto a las largas ausencias laborales, parezca percatarse de nada.
Aunque en seguida el director nos deja ver que el trío protagonista conoce la existencia del otro. No estando ante una historia sobre atracciones fatales o infidelidades al uso. Las mentiras de las que se sirve la protagonista en la cinta están cargadas de una moralidad, quizás llevada al extremo, pero más profunda que un simple engaño. Aunque esto no impide que la situación cree secuencias incómodas, donde las figuras masculinas no terminan de encajar los términos de la relación.
Jugando con el suspense, a distancia de los maestros
Siempre con Madeleine Collins utilizando el suspense como arma para suscitar interés, sobre las razones que han llevado a Judith hasta aquí. De hecho la esencia de la cinta es ese juego con la doble vida de Judith y las situaciones de peligro a las que se tiene que enfrentar. Con una mujer poseedora de dos identidades (a veces Margot, Judith e incluso Madeleine), que parece haber caído en un bucle del que es incapaz de salir. Quizás consecuencia de una vida plácida, pero anodina junto a un marido incapaz de captar el subtexto de muchos de sus actos.
No obstante, la cinta cuenta con un guion un tanto irregular. Entre los aciertos, destacar su novedosa premisa con una mujer como catalizador de una situación históricamente masculina. Una situación que además resulta ser consecuencia de algo que al menos quién escribe no podía imaginar. Sin embargo, esa gracia a la hora de ir insertando puntos de giro va en ocasiones perdiendo credibilidad. Sin desvelar nada sustancial, se podría destacar la aparición del falsificador de carnets de identidad, entre otras. Siendo un poco pretenciosa tanto su muy enigmática secuencia inicial, como la más tradicional deriva final de Judith. En un arco de personaje que puede ir restando empatía a la protagonista.
Una Virginie Efira dispuesta a todo
A pesar de ello, Madeleine Collins tiene la fortuna de contar con una Virginie Efira muy entonada que lo da todo por su personaje. En un papel que no resulta sencillo, al pasar por un gran abanico de emociones. Teniendo que meterse en la piel casi de dos mujeres, siempre sin tiempo para relajarse. Con una mirada muy expresiva y una gran capacidad para las secuencias de mayor voltaje dramático. A su lado, cabe destacar la aparición del actor español Quim Gutiérrez, correcto en su papel de mero sostén narrativo. Igual que sucede con Bruno Salomone, mero instrumento para el lucimiento de Efira. Y mención para la aparición de Jacqueline Bisset, como madre de la protagonista en un personaje que quizás podría haber sido más explorado.
Siendo en general una cinta de realización clásica que si por algo destaca es por la fotografía de Gordon Spooner. Una fotografía que repele el color, siempre entre tinieblas y con tonos grises o incluso ocres. Como si se emulara la poca claridad que impera en la vida de Judith.
Conclusión ‘Madeleine Collins’
En definitiva, Madeleine Collins es una aceptable película de suspense con una premisa original, ya que vamos a ver a una mujer con dos vidas paralelas. Una mujer que ocupa una posición que tradicionalmente han ocupado los hombres. Y que además no hace lo que hace exclusivamente por pura atracción física. De hecho es ese misterio, que la cinta poco a poco irá explicando, lo que nos hace percibir de otra manera a la protagonista. Una mujer que está aquí interpretada con acierto por una Virginie Efira que pasa del control inicial, a un clímax que le lleva casi al ataque nervioso.
Aunque si bien la cinta tiene algunas sorpresas notables, en ocasiones adolece de falta de verosimilitud. Con algunos tramos que avanzan de forma automática y situaciones que nos exigen unos altos niveles de confianza. Obviamente la maestría de genios como Hitchcock no están al alcance de todos.
Fuente: Laura Tabuyo Acosta, de Cinemagavia.