“Respect”: Un biopic de soul y supervivencia
En 2018 falleció la Reina del Soul, Aretha Franklin, y su biopic Respect llegará a los cines el 24 de septiembre de 2021. Una película protagonizada por la cantante Jennifer Hudson (Cats, 2019) y dirigida por Liesl Tommy. El reparto incluye a rostros conocidos, como Tate Donovan (Argo, 2012), o Audra McDonald (The good fight) y Forest Whitaker (El mayordomo, 2013) como padres de la artista.
Sinopsis
Siguiendo la meteórica carrera de la inigualable Aretha Franklin, Respect narra el extraordinario viaje de este icono de la música en busca de su propia voz: desde sus inicios en el coro de la iglesia de su padre hasta convertirse en una superestrella internacional. (Universal Pictures International Spain)
Lo suficientemente simbólico y emotivo
El viaje narrativo es lineal e inspirador, en su niñez la protagonista sobrevive a una experiencia traumática con iguales consecuencias en su infancia y adultez. Sus primeros discos con Columbia Records no tienen un estilo propio y Aretha no consigue hits o reconocimiento como solista, a pesar de su imponente voz. Tras varios intentos, y un cambio de discográfica, a finales de los años 60 Franklin se hace un sitio entre sus contemporáneas a la vez que va macerando su personalidad.
Para contar este arco del personaje, Liesl Tommy también se toma unos minutos en acompasar el ritmo para que su actriz acomode una nueva forma de vestir, mirar e incluso hablar. A pesar de desacelerar en escenas familiares o emocionales, no pierde al espectador ya que la cinta está embebida, comprensiblemente, de una banda sonora conocida para la mayoría.
Como en cualquier biopic musical –Bohemian Rhapsody (2018) o Rocketman (2019)-, Respect alza el vuelo en las escenas que reviven los hits de la cantante. Tanto si se trata de interpretaciones sobre un escenario, como en los momentos de desarrollo creativo en grupo, donde Hudson se alza sobre músicos y coristas.
Gracia y gospel
La guionista de Respect, Tracey Scott Wilson, ha escrito y producido en su mayoría series de ficción (The Americans, por ejemplo). Quizás por ello va a lugares comunes y convencionales del género. Aunque estos clichés no significan un palo en la rueda para la película, ya que se desliza a buen ritmo guiando al público de la mano por momentos traumáticos o inspiradores.
Respect es un film politizado porque la vida de Franklin lo estuvo, así consiguen hilvanar los hits de la cantante con momentos personales para llegar a conclusiones o diálogos que sobrevuelan diversos temas. La racialidad y la segregación son posiciones clave, también el respeto como artista y mujer al huir del control sobre su voz. Una constante son los ‘demonios’ de Aretha, codificados desde un canto religioso para ser poco a poco desenmarañados.
Este estudio de la psicología de la artista es un convencionalismo comprensible y de valorar en un biopic. Así hay un par de momentos en la segunda mitad donde Hudson brilla interpretativamente con una rápida caída a los infiernos, sin excesiva pornografía emocional ni regodeo, para llegar al momento de gracia. Hacia el final, Hudson interpreta Amazing Grace de manera que conmoverá al público y lo encaminará hacia la guinda del pastel, la escena de créditos con la verdadera Aretha Franklin al piano.
Conclusión de ‘Respect’
Respect cumple con los caminos propios del biopic y no por ello es menos emotiva, resta alma a la cinta o valor a la cantante. Jennifer Hudson declara su amor por la Reina del Soul con una narrativa de superación llena de ritmo y una última parte de breve caída a los infiernos para luego remontar el vuelo con gracia. Así Respect puede llevarla lejos en su carrera de premios.