
La trama fenicia
La trama fenicia
La trama fenicia (título original: The Phoenician Scheme) es la más reciente propuesta cinematográfica del inconfundible Wes Anderson, un director cuya huella estética y narrativa ha marcado una generación de cinéfilos. Estrenada el 30 de mayo de 2025 en Estados Unidos, esta película representa una evolución dentro de la filmografía de Anderson, explorando con una mirada inusual el terreno del espionaje, el conflicto familiar y la redención personal, sin perder su característico sello visual.
En esta ocasión, Anderson ha trabajado nuevamente con Roman Coppola en la escritura del guion, una colaboración que ya ha dado frutos en otras cintas como Isle of Dogs y The French Dispatch. Sin embargo, La trama fenicia destaca por adentrarse en un tono más sombrío y emocional, alejado de la ligereza irónica habitual, aunque sin renunciar del todo al humor seco que caracteriza su cine. La historia gira en torno a Zsa-Zsa Korda, un millonario internacional interpretado por Benicio del Toro, quien ha sobrevivido a varios intentos de asesinato. Lo que podría parecer una premisa típica de thriller se transforma, bajo la mirada de Anderson, en una reflexión estilizada sobre la familia, la culpa, la fe y la paranoia.
Zsa-Zsa, carismático pero emocionalmente torpe, intenta reconectar con su hija Liesl, a quien no ha visto en años y que ahora lleva una vida recluida como monja. El personaje de Liesl está interpretado por Mia Threapleton, quien con esta actuación se consolida como una de las revelaciones del año. Su interpretación es sutil, cargada de tensión contenida, lo que encaja perfectamente con el tono de la película. La dinámica entre padre e hija es el núcleo emocional de la obra, que se desenvuelve en paralelo a una subtrama de espionaje que, más que acción trepidante, ofrece una mirada casi teatral sobre el poder y el control.
La puesta en escena, como siempre en Anderson, es meticulosa. La dirección de fotografía estuvo a cargo de Bruno Delbonnel, en su primera colaboración con el director, y el resultado es una obra visualmente deslumbrante. Cada encuadre, simétrico y coloreado con precisión matemática, refuerza la sensación de estar dentro de una maqueta emocional, donde todo es bello pero también artificial. El rodaje se llevó a cabo en los Babelsberg Studios de Alemania entre marzo y junio de 2024, lo que le permitió a Anderson recrear una ciudad ficticia mediterránea que mezcla influencias de Beirut, Nápoles y Marsella. Los decorados y vestuarios aportan a la película un aire atemporal, casi como si se desarrollara en un mundo paralelo detenido en los años sesenta.
La banda sonora, compuesta por Alexandre Desplat, vuelve a desempeñar un papel clave en la experiencia sensorial de la cinta.
Las melodías suaves, a veces melancólicas, subrayan los momentos más introspectivos de los personajes. Desplat ya ha colaborado en varias películas de Anderson y conoce perfectamente cómo amplificar el tono de ensueño que el director busca. En esta película, sin embargo, la música se vuelve más contenida, acompañando silencios incómodos, conversaciones apenas susurradas y miradas que dicen más que las palabras.
El reparto de La trama fenicia es, como en casi todos los proyectos de Anderson, coral y repleto de estrellas. Acompañando a Benicio del Toro y Threapleton, figuran nombres como Scarlett Johansson, Tom Hanks, Benedict Cumberbatch, Willem Dafoe, Bryan Cranston, Riz Ahmed y Michael Cera. También reaparece Bill Murray, habitual en el universo Anderson, en un papel menor pero simbólico. La participación de tantos rostros conocidos no satura la narrativa; por el contrario, refuerza el carácter episódico del film, en el que cada personaje parece representar una pieza más del puzzle emocional del protagonista.
La trama fenicia no es una película para todos los públicos. Requiere paciencia, atención al detalle y una predisposición a entrar en su universo. Pero para quienes se dejen llevar por su ritmo y su cadencia, ofrece una experiencia cinematográfica rica y evocadora. Es una cinta que no se contenta con narrar una historia, sino que la construye como si fuera una pieza de relojería emocional. Con ella, Wes Anderson demuestra que aún puede reinventarse dentro de sus propios códigos, y que el cine, incluso el más estilizado, puede hablar de temas tan humanos como el perdón, el abandono y la necesidad de conectar con el otro.